fbpx

La Senda del Aventurero

El chamanismo es un sistema ancestral de conexión con los distintos planos de la realidad en busca de información, poder y conocimiento, utilizado desde siempre para la sanación del ser. No se limita a un lugar en particular, a un estilo de vestimenta o al ambiente cultural sino que es una manera de pensar y actuar que desafía fronteras y limitaciones.

El chamanismo moderno, o chamanismo urbano, utiliza la misma sabiduría, las mismas técnicas que los chamanes de la antigüedad y tiene sus mismas pretensiones pues las necesidades humanas de salud, prosperidad y bienestar son las mismas hoy. Lo que difiere es el contexto del hombre actual que ya no busca dónde está la caza sino manejarse en el complejo y tecnológico mundo que le toca vivir y comprender cómo relacionarse con él mismo y con sus semejantes.

En todas las tradiciones chamánicas del mundo hay dos vías principales hacia el poder interior. 

En primer lugar, la más ampliamente conocida y practicada es la Senda del Guerrero. Este punto de vista, que es el más común en los tiempos actuales y no sólo entre chamanes, sostiene que el mundo es un lugar peligroso en el que hay que luchar contra los enemigos para sobrevivir y hacer uso de la fuerza: hay peligro de muerte y enfermedad, fracaso y rechazo, tiranía y aniquilación. El Chamán Guerrero construye su mundo sobre este punto de vista. Esta vía es la seguida por la mayoría de chamanes indios americanos, por ejemplo, y es un buen modo porque su intento es bueno. Este ideal del Guerrero se basa en el poder de la fuerza. La visión del mundo como un lugar peligroso es la imperante en la sociedad hoy en día.

Por otro lado, tenemos la visión del Aventurero que aunque entiende que existen peligros no considera el mundo un lugar peligroso; más bien al contrario, considera el mundo un sitio excitante y lleno de oportunidades para hacer lo que uno quiera, y pone el énfasis en la búsqueda de aventura, el desarrollo de la autoconsciencia, una autodisciplina orientada a metas y el cultivo del amor, la amistad y la unidad. La principal premisa del Aventurero es que nosotros somos los creadores de nuestro propio mundo y tanto los peligros como los placeres y el resto de experiencias son auto-generados. El Aventurero entiende la vida como una aventura y persigue, no mediante la fuerza, sino por el poder creativo de la mente, cambiar la propia experiencia y ayudar a otros a hacer lo mismo.

No hay un camino mejor que otro pues ambos tienen la sanación como su propósito social y los dos pueden conducir a estados de elevado desarrollo personal. Pero son caminos diferentes y las diferencias tienen efectos profundos sociales y personales.

El punto de vista del Aventurero es un paradigma difícil de mantener en una sociedad orientada objetivamente pero para quienes estén dispuestos a intentarlo es enormemente gratificante porque, al final, descubrimos que somos nosotros quienes creamos nuestro propio bien y nuestro propio mal. En realidad, ahí “fuera” no existe nada “malo”, sólo pensamientos dañinos que pueden ser transformados mediante creencias correctas. Aquí la verdadera fuerza o poder consiste en corregir nuestra propia mente y no el mundo que nos rodea.

Ana Pérez

Psicoterapeuta gestalt y periodista

Artículos relacionados